El pasado martes 27 el Cardenal vino a confirmar a siete chicas en el colegio de los Escolapios. A la salida en una conversación informal manifestó que no conocía la parroquia en la que está el colegio y el párroco se ofreció a acompañarle.
A eso de las 19.45 aparcaron en el garaje y en primer lugar conoció la reciente reforma del local comunitario que hay en el pasaje de San Juan, donde encontró a un grupo de jóvenes estudiando juntos y ayudándose unos a otros. Charló con ellos y miró en su agenda si podía venir a confirmarles el mismo.
Uno de los voluntarios de la tienda, santanderino como él, departió unos minutos con su eminencia antes de dirigirse a conocer el templo. Antes saludó a la secretaria parroquial brevemente.
Rezó unos minutos. Se quedó impresionado con la belleza del altar y del retablo. Le explicaron que era una obra de Felix Granda.
Fueron muchos los feligreses que habían acudido a rezar sorprendidos que quisieron darle su cariño y solidaridad.
También saludo afablemente al sacerdote que iba a celebrar la Misa y al que estaba confesando que recordaba de sus tiempos de obispo en Asturias.
Los voluntarios de Cáritas le animaron a conocer su labor y cruzando la calle san Antonio se acercó para conocer de primera mano sus inquietudes y el trabajo intensísimo realizado en el último año especialmente, dada la especial situación del barrio de la Estación. Para todos tuvo palabras llenas de esperanza.
En la calle las familias se acercaban para pedirle oraciones y el les recordó que el pastor también necesita de las oraciones de los niños. Fue un acuerdo fácil y lleno de amor fraterno.
Ya en Ángel Barajas quiso ver de primera mano cómo funciona la tienda solidaria y le gustó mucho la profesionalidad, el orden y buen hacer que habitualmente hay allí.
La recientemente restaurada capilla del barrio de San José, y ese barrio, que tanto está creciendo al otro lado de las vías del tren merecían -como no- una bendición de su obispo y conducidos por el chofer del cardenal una joven periodista del barrio hizo de anfitriona inesperada.
Con qué alegría se pudo fijar en todos los detalles de cariño que tantas personas de la parroquia han puesto para que aquello luzca como se merece. “ya quisieran muchas parroquias estar como está esta capilla” llegó a comentar. Solo quedó sin visitar el local comunitario que se ha remodelado detrás del ábside del templo.
Poco mas podía quedar por hacer salvo tenerle celebrando la Eucaristía y confirmando nuestra fe, y ante la invitación a presidir las fiestas patronales de Nuestra Señora del Carmen quedó programada su próxima visita en la que todos los que queráis podáis recibir su bendición.
Sigamos muy unidos a Jesucristo a través de nuestros pastores y de los sucesores de los apóstoles, los obispos.
